El
mundo político está podrido, pero los medios de comunicación no están mejor.
Esto
del pequeño Nicolás o el tratamiento dado al Ébola son dos ejemplos claros.
Es
entre curioso e indignante que quienes actúan así, quienes hablan constantemente de la necesidad de
regeneración de la vida política, de la ética en la labor publica, de la
importancia de la transparencia, la eficacia y la eficiencia, después no tengan
ningún escrúpulo en encumbrar a cualquier ser asocial que se cruce en su
camino y exprimir económicamente a la
sociedad a la que dicen servir y defender.
Algún
día -ya va siendo hora- cuando se analice la corrupción política, deberíamos de
hablar también de los empresarios corrompedores y de los funcionarios
facilitadores (cuando no receptores en si mismos).
Y, por
supuesto,de la prensa que ha callado cuanto sabia (especialmente cuando los
corruptos eran "de los suyos") o lo han publicado, no cuando lo han
sabido, para atajar el problema inmediatamente, sino cuando mejor les venia a
los grupos de interés que son dueños y/o
mantienen a esos mismos medios de comunicación.
Con el
mismo nivel de generalización que se utiliza para "los políticos" y
con el mismo nivel de exigencia.
No
creo que mis ojos lleguen a verlo. Desgraciadamente.
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