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sábado, 5 de agosto de 2017

"Bilborratas kanpora"

Barco "Playa de Ondarzabal" de Lekeitio, el único barco tradicional musealizado y visitable en su medio en Euskadi, en el carro de Ondarroa, para su desguace, por la desidia y el abandono del gobierno de Bildu de Lekeitio 2011-2015


Estos últimos días estamos viendo como Ernai (las juventudes de Sortu) han abierto una campaña contra el turismo en Euskadi.
La verdad es que parece que es más por emular o superar a los cachorros de la CUP, que ahora se han convertido en referente del anticapitalismo-antisistema, cuando antes, para baskos-baskos, no dejaban de ser unos “epeltxus”, “fashion borrokas”.
La campaña contra el “turismo masificado” en Euskadi tampoco es nada nuevo.
Algunos ya hace años que creíamos (y creemos) que el turismo no solo es una fuente de ingresos que computa en el PIB.
Allá por el 2004, asistimos las “Jornadas sobre gestión responsable del turismo en destinos singulares de costa” en Sitges. Participaban gobernantes y oposición de municipios  de la Costa Brava, el Levante o Baleares. Municipios con desarrollos turísticos bestiales y descontrolados.
Nos preguntaban que hacíamos nosotros allí. Pues nosotros íbamos a aprender cómo NO hacer las cosas en el desarrollo del turismo en Lekeitio y ellos, en cambio, iban a buscar alternativas para volver a la casilla de salida: precisamente a la situación en la que nosotros nos encontrábamos.
La comparación era evidente: Lekeitio y su entorno, incluyendo los establecimientos de turismo rural, tenían en aquellos años apenas 200 camas hoteleras. El eje O’Grove-Sanxenxo en Galicia tenía más de 11.000.
Las plazas de alojamiento turístico solo en Calvià por aquellos años eran de unas 60.000.
Hoy en día, a pesar de los pesares y de todos los esfuerzos públicos y privados por mejorar el sector hostelero-hotelero vasco, las cifras siguen guardando la misma proporción.
Venir a hablar de masificación turística en Euskadi es simplemente un despropósito, cuando no una majadería, a pesar incluso de las espectaculares cifras de algunos destinos turísticos como Bilbao o la Rioja Alavesa.
Pero además, la “explotación” (¡¡meeeeeeeeeek…palabra tabú…palabra tabú!!) turística razonable, adecuada y equilibrada en cada caso, es la mejor manera de recuperar y mantener importantes recursos patrimoniales (materiales e inmateriales), paisajísticos o culturales, que de otra forma corren el riesgo de perderse.
Y esa dinámica de recuperación, mantenimiento y explotación del patrimonio en sentido amplio, debe de generar ingresos para seguir recuperando nuevos recursos olvidados o desatendidos, incluyéndose a su vez, en la oferta turistica que no es sol y playa.
Por lo tanto, apostar por enseñar y poner en valor lo nuestro, no solo mejora nuestro PIB y el empleo, sino que, inteligentemente gestionado, facilita seguir recuperando recursos patrimoniales y turísticos que sirvan para compartir “lo nuestro” y, por lo tanto, nuestras señas de identidad.
O sea, para crear País y para construir la Nación Vasca.
Lo de Ernai de estos días no es nada nuevo, ni original.
Es, una incoherencia más de ese mundo, que tacha al turismo de Euskadi como masivo y pernicioso para el País, pero luego, los mismos de las pintadas, hacen “su agosto” sirviendo en las terrazas de nuestros pueblos o en los bares de la noche.
O se van a pasar sus vacaciones a “paraísos exóticos”, a penas tocados por la mano del hombre (salvo ellos mismos, claro) o, sin complejos, a pasar sus vacaciones de sol y playa a Baleares, el Caribe o, incluso, a “EusCadiz”.
Una incoherencia como la de una pintada que tuvimos durante unos cuantos años en el puente de la ria del Lea, entre Lekeitio y Mendexa: “Bilborratas Kanpora”.
Pintada hecha, sin duda, por los mismos elementos que cada lunes se iban “txintxos-txintxos” al piso de cualquier barrio de Bilbao, a “invadir” el Botxo mientras duraba el curso.
Una serpiente de verano más de la Izquierda Abertzale, que no sabe cómo asomar la cabeza para conseguir volver a ser alguien en el panorama político y social vasco.

¡Que pereza! 

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