Porcentaje de la población europea en riesgo de pobreza. |
La verdad es que nunca me ha preocupado cuantos ricos hay en Euskadi, ni si van en aumento o no.
Lo que si me preocupa es que haya pobres en nuestra sociedad y que los que pueda haber dejen de serlo cuanto antes.
Los ricos (hablando en “tercera persona” como hacia mi interlocutor) ya se arreglan solos y, además, cuantos más haya mejor, porque más aportarán a las arcas públicas, para beneficio del resto. De eso ya se encargaran los responsables de nuestras haciendas.
De cualquier manera, lo que decía mi interlocutor, con datos o sin ellos, no deja de ser el mantra que se ha incorporado al discurso de algunas formaciones políticas.
Lo mejor para centrar este tipo de discusiones es tirar de datos, porque así se eliminan las posibilidades de demagogia barata.
Hace ya unos años, teniendo que intervenir en una iniciativa en el Senado, “descubrí” un indicador que es muy interesante: el AROPE (“People at risk of poverty and social exclusion”). Un índice creado para poder “medir” el riesgo de pobreza y exclusión social de una manera uniforme y comparable entre los países europeos y poder valorar correctamente las medidas de integración social enmarcadas dentro de la estrategia de crecimiento europeo Europa 2020.
En él se integran tres parámetros diferentes: evidentemente la renta “monetaria”, pero también la carencia material severa de bienes y la “intensidad laboral” en los hogares. Pero no confundir las cifras de pobreza y pobreza extrema con este indice de "riesgo".
Es muy interesante analizar los datos oficiales de Eurostat (la oficina europea de estadística) y compararlos entre los países europeos y, en el caso del Estado español, entre las diversas comunidades autónomas.
Desde mi punto de vista, el índice que mejor nos podría ilustrar en la discusión sobre la desigualdad ricos/pobres de la que hablaba al principio es el de la población "en riesgo de pobreza”: personas cuyos ingresos son inferiores al 60% de la renta mediana disponible equivalente (después de transferencias sociales).
La renta mediana seria aquella situada en un punto en el que la mitad de la población tiene menos ingresos y la otra mitad más que esa cifra.
No es lo mismo mediana que media y en este caso es importante, porque nos interesa acercarnos a la “normalidad”, a la renta “más habitual”, por decirlo así, entre todas las que se pueden tener.
Cuanto más cantidad de población se acerca a la esta renta entre la ciudadanía, menos desigualdad existe y, por tanto, menor será la cifra de personas en riesgo de pobreza.
Porcentaje de la población del Estado en riesgo de pobreza. |
Estas son las cifras y como dice un buen amigo mío…”numeritos cantan”.
Esto, evidentemente, no le interesaba para nada al “nuevo político” y cambió de tema rápidamente.
Yo (y supongo que cualquier persona de bien, no interesada en el “cuanto peor mejor”) preferiría que nuestros porcentajes fueran 0 o casi, pero, por ahora, no es posible.
No lo es en Euskadi, pero tampoco en el resto del mundo civilizado, sin que eso signifique que no tengamos que seguir empeñándonos con todas nuestras fuerzas para intentar reducir esas cifras al mínimo.
Pero la realidad es la que es y esta situación comparativamente mejor NO ha surgido por generación espontánea.
A muchas generaciones de vascos y vascas nos ha costado un gran esfuerzo llegar hasta donde estamos, apostando por avanzar hacia un sistema social más justo y equilibrado y lo hemos hecho sin aspavientos ni revoluciones, contra viento y marea y sin pararnos a esperar a que llegara ningún “mesiánico redentor”.
Repetir como un mantra que aquí las cosas están mal, que las diferencias sociales son escandalosas, que no vivimos en una sociedad moderna y equiparable a cualquiera de las más avanzadas de Europa es simplemente mentira.
Son ganas de mezclar la situación española con la vasca y, sobre todo, de enredar para confundir y manipular a la ciudadanía.
El discurso de Madrid o de Valencia no sirve en Euskadi.
Y las políticas que hay que proponer para seguir mejorando la sociedad vasca tampoco.
¡Aquí hay que currárselo más!
Por eso he querido poner a los numeritos a cantar…
Después, allá cada uno con sus estrategias y su responsabilidad.
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