Esta fórmula parece imposible en sí misma, porque si no hay gobierno no hay oposición.
"C'a cual es c'a cual", pero si el PSOE no piensa apoyar a Rajoy, el resto de partidos tampoco tiene más obligación hacerlo. Y ademas no es previsible que lo hagan.
Pensar lo contrario y enrocarse en ello, sin presentar ninguna alternativa de compromiso propio, es simplemente producto de una ilusión o de un deseo inconfesable.
Tras los comentarios de los “notisieros” del mediodía, me ha venido a la cabeza uno de los fragmentos de mi intervención en el mitin en Santurtzi, el jueves anterior a las elecciones:
“Lo vivido estas últimas semanas, nos tienen que servir para evidenciar algunas cosas importantes…
Una de ellas es muy evidente: los políticos españoles le han perdido el respeto a la ciudadanía.
¡¡ Y a la democracia !!
La fórmula es fácil: ¿No nos gusta lo que ha dicho el pueblo en las urnas?
Pues forzamos unas nuevas elecciones y así hasta que nos guste el resultado.
Por eso estamos de nuevo en campaña.
Y la pregunta es: “¿va a servir para algo?
Si analizamos lo que los cuatro partidos españoles han dicho en esta campaña resulta que:
A no va a apoyar ni a B, ni a C, ni a D, ni ninguna de sus combinaciones posibles. Lo de estos es “O conmigo o contra mí”.
B no va a apoyar ni a A, ni a C y está aterrorizado y paralizado por la posibilidad del “sorpasso”.
C no va a apoyar ni a A ni a D y se quiere merendar a B.
Y D no va a pactar ni con A ni con C y pone a parir a B, con quien tenía un pacto hasta hace cuatro telediarios.
Conclusión: A+B+C+D= 0
Cero gobierno.
Cero en honradez, cero en respeto a la ciudadanía, cero en voluntad de acuerdo y cero en democracia.
Cero patatero.
Ni Cantinflas lo podría liar más.
Estos no quieren gobernar.
Lo que quieren es mandar, pero solitos…A la vieja usanza.”
En eso estamos. A+B+C+D=0
Y además ahora la culpa de que no haya gobierno se la quieren endosar a elementos que no son sustanciales en la ecuación.
En los tiempos de la fallida investidura de Pedro Sanchez, allá por marzo, nadie quería mojarse para formar gobierno.
Unos por unas causas y otros por otras.
Al fin y al cabo, la disyuntiva era clara:
1.- esforzarse en formar gobierno y gobernar en minoría o
2.- no hacer nada, dejar que la situación se pudriera y forzar unas nuevas elecciones.
Paradójicamente, si se hubiera dado el primer caso, aquellos que pactaran iban a sufrir las consecuencias electorales de mal-gobernar, atados de pies y manos.
En cambio, con la segunda opción, todos eran responsables de la situación y todos perdían, por lo que, en realidad, parecía que no perdía nadie.
Solo parecía. Porque las cosas no han ido como se esperaba y algunas sonrisas se han quedado petrificadas mientras los ciudadanos volvían a apostar mayoritariamente por el PP.
¿Y ahora?
El día 19 de julio conformaremos las dos Cámaras de Cortes Generales.
El rey volverá a hacer su papelón de “bueno para nada” y se reanudaran las tácticas de mareo y postureo.
Y me temo que la fórmula de gobierno A+B+C+D=Xg se va complicando cada vez más…
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