domingo, 7 de julio de 2019

Pregunta del CIS: ¿a que partido "con toda seguridad, no votaría nunca"?.

Hace ya un tiempo, estábamos en un pleno especialmente tedioso del Senado, en el que ya solo nos quedaba aguantar los improperios y diatribas que se dedicaban con especial entusiasmo entre PP, PSOE, Podemos y C’s (eso que todavía la moción de censura no era ni imaginable).
Acababa de publicarse el barómetro de abril del CIS y estábamos echándole una ojeada.
En esto que el Senador Bildarratz me dice: “mira que tabla más curiosa”.
La pregunta decía: “me gustaría que me dijera cual es la probabilidad de que vote a cada uno de los [partidos] que le voy a mencionar, utilizando para ello una escala del 0 al 10, siendo que el 0 significa que ‘con toda seguridad, no lo votaría nunca’ y el 10 que ‘con toda seguridad, le votaría siempre’.”
Esta es una de esas preguntas susceptibles de “cocinamientos” varios, algo de lo que siempre se acusa a las encuestas del CIS.
Porque, siendo la baremación del 0 al 10, lo único incontrovertible son los 0 y los 10. Todo lo demás está sujeto a interpretación.
Por otra parte, los 10 tampoco tienen demasiado valor, porque de poco sirve saber que un determinado porcentaje de la población te va a votar siempre.
Si acaso, sirve para medir el tamaño del club de fans y poco más.
Si solo contáramos con ellos, en todas las elecciones saldrían los mismos resultados.
Lo que me parece importante es saber qué proporción de la población a la que se dirige un proyecto político podría, en ciertas circunstancias, votar a un partido que normalmente no es de su preferencia.
Tabla 1
Dicho de otra manera, cuál de los partidos es el “menos antipático” o “repelente” para los votantes.
Cuál es el que menos rechazo absoluto genera y, por tanto, cuál podría crecer más, llegadas determinadas circunstancias.
Ese es el truco. Ahí, en saber llegar a estos colectivos, estaría la tecla del éxito.
Veamos que nos dice el CIS.
En el estudio nº 3242 de marzo/19 la pregunta en cuestión se hacía no solo a nivel estatal, sino que también autonómico.
Lógicamente, la valoración de los partidos de implantación estatal era diferente en función de si hablábamos del conjunto del Estado o de cada CC.AA. concreta.
En cualquier caso, los porcentajes nos enseñan el rechazo a cada partido por la generalidad de los votantes en su ámbito geográfico.
Los partidos vascos solo se valoran en la C.A. del País Vasco o en Nafarroa, porque no tendría sentido pedir una valoración del PNV en Cádiz (aunque igual también nos podríamos sorprender).
Con todas estas premisas he confeccionado unas tablas que podemos analizar.
Por ejemplo, según la tabla 1, de todos los partidos representados en el Congreso de los Diputados, el que menos rechazo absoluto genera es EAJ-PNV, con un 32.9%. Curiosamente, el que más es Foro Asturias, con un 80.8%.
El 54.6% de los votantes no votaría nunca al PP y el 70.3% no lo haría a VOX.
Ni los partidos catalanes en Cataluña, ni los gallegos en Galicia o Compromis en Valencia se acercan.
Tampoco EH-Bildu en Euskadi, que tiene un 14,3% más de rechazo absoluto que EAJ-PNV.
Solo Coalición Canaria se arrima tímidamente en la C.A. de Canarias.
Por otra parte, si miramos a qué partido votarían siempre sus votantes, EAJ-PNV vuelve a ser el refugio electoral con más fieles: un 12.1%. Y el que menos fans incondicionales tiene es, de nuevo, Foro Asturias con un 0.3%.
Si comparamos, en cambio, entre las cifras generales del Estado y las de la C.A. del País Vasco y Nafarroa (tabla 2), vemos que los grandes partidos estatales tienen diferentes clubs de fans según el territorio.
Tabla 2
Si en España el 54.6 de los votantes nunca votaría al PP, en el País Vasco esa cifra se eleva hasta un 75%.
Ciudadanos pasaría de un rechazo del 47.5% en España al 71.3% aquí y el rechazo a VOX sería un 10.9% mayor en nuestro ámbito y un 12.5% mayor en Nafarroa que en el conjunto del Estado.

¿Por qué?
Cada uno que se busque su propia respuesta.
Yo no soy sociólogo y no me atrevo a dar una.
Lo que sí parece evidente es que el partido que menos rechazo absoluto provoca entre los electores de su ámbito de actuación es el PNV y eso no puede ser casual.
A pesar de ser el blanco de todas las iras y objetivo de todas las maledicencias, los ciudadanos entienden que, en determinadas circunstancias (diferentes para cada cual) el PNV puede ser un refugio positivo para sus votos.
Y eso nos tiene que congratular a quienes alguna vez hemos sido electos en nombre de EAJ-PNV y, por el contrario, servir de toque de atención a quienes Euskadi y los vascos les importan un pimiento.







viernes, 5 de julio de 2019

Sueldos de alcaldes y alcaldesas: la demagogia que no acaba.

Aezkoa Ibarreko Errejidorea
Volvemos, como cada legislatura, a discutir y hacer politiquería con los salarios de alcaldes y alcaldesas y demás personas liberadas en los equipos de gobierno de nuestros ayuntamientos.
Algo que queda muy bien en las tertulias de bar, pero que no aporta nada a la dignificación de la política.
Algunos alcaldes/alcaldesas se bajan el sueldo, de forma arbitraria y unilateral, hasta lo que ellos consideran razonable o suficiente para ellos mismos.
Otros, en cambio, se lo suben.
Al fin y al cabo, los sueldos de las corporaciones los votan y establecen los Plenos de cada municipio y lo pueden hacer según su interés y sus mayorías.
Pero desde 2011 existe un “Acuerdo para la Gobernabilidad Municipal y el libre ejercicio de su cargo por concejales, concejalas, alcaldes y alcaldesas vascas”, aprobado por la práctica totalidad del espectro político vasco, en el seno de EUDEL (Asociación de Municipios Vascos), que, con sus consiguientes revisiones y actualizaciones, determina cuales son los criterios para la fijación de los salarios de los ediles.
Por lo tanto, la cuestión está clara: aplíquense los salarios acordados, tal y como se hace en cualquier otro sector.
Se negocia y se firma un convenio y se aplica a los trabajadores que estén afectados por el acuerdo.
¿Alguien se imagina que cualquier trabajador/a decidiera “motu proprio” reducirse el sueldo, porque considerara que el del convenio es demasiado y a él o a ella le basta con un sueldo más bajo?
¿Alguien tiene dudas de lo que dirían o harían los sindicatos con ese trabajador o trabajadora?
¿Alguien se cree que los sindicatos aplaudirían la aplicación de una reducción de salario  establecido unilateralmente por ese trabajador o trabajadora al resto de los asalariados/as del sector?
Yo desde luego no me lo creo.

Pero hay otra cosa.
En 2013 se aprobó en las Cortes Generales españolas la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de las Administraciones Locales (LRSAL).
A mí me tocó ser ponente de esa norma en el Senado y los que estuvimos en aquel proceso legislativo sabemos lo que costó defender la especificidad foral de la administración local vasca y que los ayuntamientos de Euskadi (Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa) quedaran fuera de la aplicación de la ley española.
En esa ley se regulaban los salarios de los cargos públicos locales en España y, en cualquier caso, estaban y están por debajo de los salarios de sus equivalentes vascos.
Ni más ni menos que lo que ocurre con el resto de asalariados vascos con respecto a los españoles.
Es curioso que cuando hablamos de los sueldos de alcaldes, alcaldesas, concejales y concejalas, la izquierda abertzale pretenda igualar los salarios a los que se cobran en el resto del estado.
Pero cuando hablamos de los salarios del resto de la función pública (que también están por encima de los salarios españoles) el argumento sea el contrario y los sindicatos vascos defiendan el ámbito de decisión vasco y no paren de reivindicar subidas salariales muy por encima de las españolas.

Todo esto de los sueldos de los alcaldes y alcaldesas solo obedece a un ejercicio de demagogia barata, que, al final, no sirve más que para envilecer, para reducir la dignidad de los servidores públicos elegidos por los ciudadanos.
Y además dura lo que dura.
Yo he convivido con compañeros senadores y senadoras que defendían aquello del salario equivalente a tres veces el sueldo mínimo interprofesional. Muchos de ellos, buenos políticos/as, personas muy formadas, motivadas y trabajadoras, que hubieran seguido en la política, pero que renunciaron, porque en sus trabajos de origen cobraban más y…”con cuatro años, como experiencia, ya está bien, pero vuelvo a mi trabajo, que gano más”.
Es más, cuando MªDolores de Cospedal fue presidente de la Comunidad hizo una reforma del estatuto de autonomía de Castilla-La Mancha (en la que también me tocó ser ponente), eliminando las retribuciones de los diputados a las Cortes de esa comunidad.
¿Quién puede meter horas como diputado si no tiene un salario por hacerlo?
¿Para ser diputado en las Cortes de Castilla-La Mancha hacía falta ser rico o vivir de las rentas?
¿Los ciudadanos de esa comunidad estaban mejor representados y sus intereses mejor defendidos por personas que trabajaban gratis?

Es imprescindible que las personas que han decidido dedicarse al servicio público cobren un sueldo digno y suficientemente atractivo como para dejar sus actividades profesionales para trabajar por el pueblo.
Pero hay que hacerlo con acuerdos y con transparencia.
Lo que no puede ser es que un alcalde o alcaldesa decida subirse o bajarse el sueldo en función de sus gustos, necesidades y mayorías.
Las retribuciones tienen que ser dignas, estables y transparentes.
Ni más, ni menos. 



viernes, 15 de marzo de 2019

Fin del viaje a Nicaragua

Con el padre José Alberto Idiáquez  en la rectoría de la UCA
Diecinueve horas y tres aviones después ya estoy de vuelta en Lekeitio.
Han sido unos días de trabajo intenso, tanto por la cantidad, como, especialmente, por la “calidad” de lo que hemos visto, oído y vivido.
15 reuniones de todo tipo:  unas
públicas, otras publicables y alguna necesariamente discreta. Algunas con fotos y otras no.
La mayoría en el mismo hotel, por cuestiones de seguridad (no tanto la nuestra, como la de quienes venían a estar con nosotros).
Otras en dependencias oficiales de la Asamblea Nacional, la Nunciatura o la Conferencia Episcopal, pero siempre escoltados por guardias civiles de la Embajada española.
Todas han sido muy importantes, pero dos me han impactado especialmente.
Una, la que tuvimos casi al final del primer día, con las mujeres de la Asociación “Madres de Abril” y del “Comité de Familiares pro-libertad de presos políticos”.
Fue muy duro escuchar a una madre pedir justicia, después de haber perdido a un hijo de 17 años, por un balazo en el cuello, hecho por un francotirador.
O a otra madre que, además de haber perdido a su hijo de 21 muerto en las calles por la represión, ahora era perseguida por el aparato represor del régimen (incluidos los paramilitares y “operadores políticos de barrio”, o sea, chivatos), no podía vivir en su casa y pasaba los días en “sitios seguros”, poniendo en riesgo a familiares y amigos.
La otra, la reunión con el padre jesuita José Alberto Idiáquez, rector de la Universidad Centroamericana de Nicaragua (UCA), “alma mater” de muchos de los chavales y chavalas muertos, presos, torturados y exiliados por la represión del régimen sandinista, que lleva meses encerrado en la rectoría de la Universidad, vigilada por decenas de policías todos los días, desde hace muchos meses, menos en que fuimos nosotros.
Un hombre luchador, que defiende a sus estudiantes como si fueran sus hijos.
El padre Idiáquez en Nicaragua y el padre Ugalde en Venezuela son dos jesuitas vascos calcaditos, que están arriesgando su vida por defender la democracia y los derechos humanos en esos dos países.
Un orgullo para cualquier vasco que crea en la libertad y la justicia.
Nos han asegurado por ambas partes que nuestra presencia ha sido muy positiva en todos los aspectos.
No es fácil valorar si ha sido así o no, pero, por lo menos, aunque sea por casualidad, el gobierno de Daniel Ortega ha anunciado que entre hoy y mañana van a excarcelar de 100 a 150 presos políticos.
También nos han anunciado más “sorpresas” positivas derivadas de nuestra visita para las próximas semanas. No sabemos si será así, ni cuál será su alcance, pero viendo la dramática situación en la que viven los presos políticos nicaragüenses, difícilmente será suficiente para llevar la justicia y la libertad al pueblo de Nicaragua.
Nicaragua (como Venezuela) no deja de ser un pedazo del paraíso, bajo la bota de un régimen tirano y represor, que solo sabe arruinar la vida del pueblo al que dicen defender.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

"David Ibar", contra "Goliat Florida".

La familia de Pablo Ibar, con la delegación de Cortes Generales.
Ya en casa, después de la visita relámpago a Florida y, más concretamente, a la Corte del Condado de Broward. 
Resumiendo, en este viaje hemos visto y vivido dos mundos diferentes y enfrentados en el proceso penal que Pablo Ibar está sufriendo desde 1994.
No me atrevo a decir que todo el sistema judicial-penal americano sea así en todos los casos, ni en todos los Estados, pero, lo sucedido a Pablo hasta que el Tribunal Supremo de Florida dictaminó la repetición del juicio, no es precisamente algo de lo que los ciudadanos y ciudadanas de Florida puedan estar demasiado orgullosos.
¿Qué hemos visto?

Por un lado, a Pablo Ibar, que en todos estos años ha demostrado ser un hombre de principios y con una determinación y un coraje enormes. Podría haber negociado para obtener una cadena perpetua y salir de corredor de la muerte, pero él sabe que es inocente y no acepta otro veredicto que el de “no culpabilidad”, a pesar de la tortura institucional que supone mantener a alguien casi 20 años con la espada de Damocles de una ejecución sobre la cabeza.
En frente, un aparato policial y judicial que, en este caso, funcionó más por la necesidad egoísta de resultados de los investigadores y acusadores que por buscar la verdad y la justicia y que no duda en poner grilletes y esposas hasta en las visitas dentro de la cárcel o en obligar a los presos a comprarse su propia comida diaria.

Hemos visto, el ejemplo y el coraje de Tania y de Candido, esposa y padre de Pablo y de toda su extensa familia. Una familia que ha hipotecado sus vidas (incluso literalmente) en el proyecto de defensa de Pablo, apoyándole cada día con todo lo que tienen, desde la perspectiva de la gente trabajadora, sin grandes fortunas.
En frente, una sociedad que margina automáticamente a aquellas personas que son declarados culpables, incluso aunque posteriormente se demuestre su inocencia, por aquello de que “algo habrán hecho” y un sistema judicial y presidiario basado más en la venganza que en la recuperación social de los delincuentes y presos.

La delegación con el equipo defensor.
Por el lado de Pablo, un equipo defensor que cree en lo que está haciendo y tiene la solvencia suficiente para jugar en esta partida, en la que las cartas vienen ya “marcadas” por la fiscalía y hacerlo con jugadas maestras, bien estudiadas y planificadas.
En frente, una fiscalía con un presupuesto de tres millones de dólares a su disposición (algo que Pablo nunca podrá alcanzar), que ha tenido que recuperar de la jubilación al antiguo y envejecido fiscal que llevó el caso y que sigue empecinada en presentar las mismas pruebas que el Tribunal Supremo consideró insuficientes y, además, hacerlo de la misma manera que la primera vez.

Por un lado, apoyando a Pablo, vemos una sociedad vasca y española que está contra la pena de muerte y que, además, exige un juicio justo para él y que tampoco ha dudado en contribuir, de la manera en la que cada uno ha podido, a conseguir los dolares necesarios para preparar una defensa solvente jurídica y técnicamente, con la implicación personal de los mejores peritos expertos, aportando más por menos.
En frente, un sistema policial y judicial que quiere seguir protegiendo una sentencia que, a todas luces, es injusta y se empecina en condenar a alguien sin las pruebas suficientes, solo por poder decir que se ha cerrado un caso, con las consecuencias profesionales que eso pudiera tener para algunos de los implicados en la acusación, buscando otros objetivos personales diferentes a la búsqueda de la verdad, el esclarecimiento del caso  y la justicia. 

En resumen, hemos visto a un David, apoyado en su familia y amigos, luchando de manera desigual, pero mano a mano, para que, un despiadado y omnipotente Goliat, no le aplaste con la enorme bota de un aparato policial y judicial, que actúa movido, demasiadas veces, más por la consecución de resultados y glorias personales, que por la búsqueda de la verdad y la justicia.

También quiero recordar en este texto y mandarle todo el cariño y apoyo a nuestro compañero diputado del Congreso, Paco Molinero, a quien le dio un infarto muy grave, que lo puso a las puertas de la muerte, cuando ya nos dirigíamos al aeropuerto de Miami para volver a casa.
Estoy seguro de que se recuperará y se pondrá bien y también de que, a pesar de que casi le cuesta la vida ir a apoyar a Pablo, estará tan orgulloso como lo estamos el resto de la delegación del Senado y del Congreso, de haber podido apoyar y aportar, aunque solo fuera un granito de arena, para que se haga justicia con Pablo Ibar.
#PabloIbar
#PabloIbarJuicioJusto






viernes, 21 de septiembre de 2018

El contrasentido de la pesquería del bonito del norte

Desde que yo recuerdo, por estas fechas, en Lekeitio, como en otros municipios costeros, las
boniteras de bajura todavía seguían pescando bonito con cebo vivo.
En los dos últimos años, la pesquería para nuestros arrantzales estaba ya cerrada a estas alturas porque empleando este arte de pesca tradicional, les ha sido suficiente para alcanzar el máximo permitido de capturas.
Sin embargo, aún a día de hoy hay flotas que siguen pescando bonito en el Cantábrico, como la francesa o la irlandesa.
Posiblemente, no lo harán con tanto éxito, porque si nuestra flota no pesca ellos lo tienen más difícil, ya que normalmente se dedican durante el día a tomar nota de las coordenadas en las que faenan nuestros boniteros. ¿Para qué? Para, al anochecer, cuando el bonito se sumerge en aguas más profundas, arrasar esos mismos caladeros acabando con los bancos de bonito y con cualquier otra especie marina que se cruce en su camino, sin distinguir tamaños o especies y devolviendo a la mar lo que no les interesa con muy poco o ningún control del descarte por parte de las autoridades españolas, encargadas de vigilar las aguas donde faenan.
Y lo hacen así porque la pesca del bonito con artes de arrastre pelágico es legal en varios países de la Unión Europea, como los dos citados, aunque en el Estado español esté terminantemente prohibida.
No cuestionamos la pesca con artes de arrastre en general, porque hay especies y pesquerías que solo pueden realizarse al arrastre. Especialmente la pesca más difícil, que es la de especies que se encuentran en el fondo y en mares muy complicados desde el punto de vista meteorológico.
Existe una industria pesquera arrastrera muy importante, especialmente de arrase de fondo, que ha trabajado mucho en desarrollar redes y artes de pesca y sistemas de localización de bancos y especies cada vez más selectivos.
Sin duda, hay que seguir mejorando, pero no podemos prescindir de esos sistemas de pesca, porque son la base de una importantísima industria pesquera.
Pero ese no es el caso en la pesquería del bonito del Norte, Thunnus Allalunga.
Solo como anécdota, en euskera tradicionalmente al bonito del Norte se le ha llamado “Hega luzea”, que traducido literalmente al castellano sería “ala/aleta larga”, equivalente a la traducción taxonómica de Thunnus Allalunga o “atún de la ala larga”.
O sea que, si alguien sabe de bonito del Norte es la flota vasca y también la del resto del Cantábrico. De Hondarribi a Burela, nadie puede venir a enseñar nada a nuestros arrantzales que no sepan sobre lo que es y cómo se comportan estos túnidos tan apreciados.
Por eso, resulta un contrasentido que, mientras nuestras flotas del Cantábrico llevan décadas demostrando que esta modalidad de pesca pieza a pieza, con cebo vivo o a la cacea, es suficiente para llevar a cabo una pesca de volumen industrial, se siga, en cambio,  permitiendo el arrastre pelágico en Europa para esta especie.
Independientemente de que haya o no estudios sobre la repercusión de la pesca de arrastre en cada pesquería, parece evidente y razonable pensar y afirmar que pescar con artes altamente selectivas, en las que se selecciona la especie (porque se pesca sobre el cardumen concreto de bonitos, localizándoles, atrayéndoles y engañándoles con una lámina de “lluvia” de agua de mar) y su tamaño (porque “por la boca muere el pez” y a cebo y anzuelo grande, pez grande; y a cebo y anzuelo pequeño, pez pequeño) es siempre más positivo que pescar con artes que no “ven” lo que pescan.
Además, la calidad es muy superior, porque cuando se pesca uno a uno se mima el pescado y cuando se pesca masivamente las capturas sufren más.
Al final, lo pescado por arrastre pelágico, por la diferencia de calidad, puede llegar a tener en lonja un precio hasta siete veces inferior que lo pescado de forma tradicional, lo que, lógicamente, distorsiona el mercado, forzando a la baja precio del total de las capturas.
Y esto, sin duda, puede hacer un daño irreparable a la propia industria pesquera de bajura.
Este año 2018 aún más, si cabe, porque las flotas pelágicas han entrado un mes antes a pescar, solapándose más tiempo con las tradicionales.Por eso, la semana pasada requerimos al Ministro de Pesca para que, sin cuestionar el uso de la pesca de arrastre en general, hiciera las gestiones necesarias ante la Comisión Europea para que elimine la pesca del bonito por arrastre pelágico. Por innecesaria e insostenible.
Nuestra petición concreta es que, en aquellas pesquerías como la del bonito del Norte, en la que las se ha demostrado, desde hace ya muchas décadas, que las artes tradicionales son efectivas y capaces de pescar la totalidad de las cuotas que los científicos consideran razonables para la supervivencia de la especie y, por tanto, de mantener una industria pesquera de calidad, no se permitan artes de pesca que sean menos eficaces, efectivas y respetuosas con el medio ambiente y la vida marina.
La respuesta no fue muy halagüeña.
Sinceramente, esperaba mucho más de un ministro que conoce muy bien Europa y el sector primario y que es miembro de un Gobierno que dice tener la preservación de la naturaleza, de la biodiversidad y del medio ambiente como uno de sus pilares fundamentales.
Incluso podía haber sido más pro-activo, aunque solo fuera por eliminar el riesgo real de enfrentamientos violentos entre flotas pesqueras que ya existe y que la experiencia nos dice que son muy malas, peligrosas y dañinas para todos.
Habrá que darle un margen de tiempo para ver si vira su timón en la dirección correcta.
Mientras tanto, permaneceremos atentos a ver qué rumbo toma y seguiremos insistiendo.

miércoles, 30 de mayo de 2018

De la mar, el mero… y el plástico, tendiendo a cero.

Ante todo, tengo que reconocer que el título de este post se lo debo a mi amigo Iñigo A, que tiene más dotes poéticas que quién esto  escribe. A Dios lo que es de Dios y…a Iñigo lo que es de Iñigo.

Aunque parezca que en el océano de la política solo existen mociones de censura o presupuestos generales del Estado, lo cierto es que sus procelosas aguas también albergan otras iniciativas con menos eco mediático, poco o nada glamourosas,  de cuya paternidad/maternidad nunca se acuerda nadie, pero que son de gran influencia para nuestro bienestar y para el futuro del planeta.

Ayer mismo escuchaba al Vicepresidente Primero de la Comisión Europea,  Frans Timmermans, hablar sobre las medidas que esta misma semana han presentado, encaminadas a reducir la contaminación que los plásticos generan en el medio ambiente y, de manera especial, en el ámbito marino.

Prohibir la producción y comercialización de lo que se ha venido a denominar "plásticos de un solo uso" es, sin duda, un gran paso para cumplir con ese objetivo. Pajitas, platos, cubiertos o bastoncillos de oídos pueden tener sus días contados, si esta propuesta es tomada en consideración por el Parlamento Europeo y el Consejo de ministros de la UE.

Y no dudamos que lo será, entre otras cosas, porque, aparte de los indiscutibles argumentos medioambientales, la propuesta se hace precisamente porque ya existen alternativas ecológicamente más respetuosas, con materiales biodegradables y más sostenibles, que  cumplen sobradamente con las necesidades y exigencias de los usuarios.

A falta de concretar estas medidas y con todo un año de tramitación por delante, confíamos en que también se introduzcan normas concretas para luchar contra la “plaga” de las toallitas higiénicas, dentro de la estrategia europea sobre plásticos.

Uno de los requerimientos que le hicimos al Gobierno español desde el Senado, en una iniciativa presentada por Grupo Vasco (EAJ-PNV) fue precisamente que desde el Ministerio se insistiera en la inclusión de las toallitas basadas en “tejido no tejido” entre los materiales sometidos a la estrategia contra los plásticos de un solo uso. 
Por lo dicho por el Vicepresidente, parece que así va a ser y esta sería una de las primeras consecuencias de la iniciativa aprobada por el Senado e impulsada por la ministra García Tejerina.
La moción que he citado, la defendimos en Pleno a principios de mes y tuvo el apoyo unánime de todos los Grupos de la Cámara.
Reclamábamos que el Gobierno diera los pasos pertinentes para atacar este problema, ya que verter toallitas no biodegradables por el inodoro origina una gran afección al medioambiente, un gran aumento del coste en la gestión de las aguas residuales e, incluso, afecta muy gravemente a la actividad pesquera, sobre todo en el Mediterraneo.
Y es que casi ninguna de las toallitas comercializadas hoy en día es biodegradable.
El 94% de ellas están fabricadas con fibras de materiales plásticos unidas por calor y, prácticamente el 6% restante, basa su composición en fibras de celulosa, unidas mediante un ligante químico, lo que también las convierte en no biodegradables.

Solo las fibras de celulosa entrelazadas mecánicamente son capaces de dispersarse y de degradarse en condiciones normales, sin afectar a los sistemas de depuración, ni especialmente al medio ambiente.

Sin embargo, el etiquetado de este tipo de productos lleva a equívocos y nos los presentan como si todos pudieran ser arrojados por el inodoro.
“Toallitas para sanitarios”, “toallitas para WC” e incluso “papel higiénico húmedo” son los confusos nombres que muchos fabricantes y distribuidores les dan a estos productos, para que los usuarios los asociemos al papel higiénico común.

El problema es que los materiales de los que están compuestas estas toallitas y la celulosa con la que se fabrica el papel higiénico común no tienen nada que ver, ni en su composición, ni en su sistema de fabricación y, mucho menos, en su capacidad para romperse y disgregarse o en su biodegradabilidad.

Por eso hemos reclamado al Gobierno que determine las características técnicas que deben cumplir los productos susceptibles de ser desechables por los desagües y que exija a los fabricantes que especifiquen claramente esta posibilidad en sus etiquetados, además de otras muchas medidas.

Nuestro requerimiento a las instituciones europeas tiene como objetivo también que establezcan una norma ISO internacional equivalente,, además de que pongan en marcha acciones a nivel comunitario destinadas a erradicar este grave problema medioambiental dentro de la estrategia europea sobre plásticos.

No se trata de ninguna quimera y lo solicitado va en la línea que aclaró el propio Timmermans, cuando, en referencia a los plásticos de un solo uso, dijo que “No quiero que se me entienda mal. Estos productos no desaparecerán, solo se fabricaran con otros materiales".

Las toallitas higiénicas tampoco desaparecerán y lo mejor será que TODAS las echemos a la basura, pero, en cualquier caso, solo las que se fabriquen con otros materiales diferentes a los actuales se podrán desechar por el inodoro.

Y la realidad es que, de hecho, ya se dispone de un tipo de toallitas cuyas fibras de celulosa están entrelazadas entre sí mecánicamente, de forma que no necesitan ningún otro método añadido para mantener su estructura.
Unas toallitas que SI se deshilachan y desaparecen con suma facilidad, “de verdad”, desapareciendo sin dejar rastro mecánico ni biológico.

Por si el beneficio medioambiental no fuera poco, tanto las citadas toallitas como las máquinas que las elaboran se fabrican, además, en Euskadi, por empresas punteras en el sector, que las están empezando a comercializar en todo el mundo. Así pues, además de favorecer a la conservación del medio ambiente, ofrecen una oportunidad para desarrollar nuestra industria papelera y de maquinaria.



viernes, 10 de noviembre de 2017

¡Y con la aristo-tecnocracia hemos topado!

Jean-Claude Juncker
Doctor honoris causa Universidad de Salamanca
Igual no debería de haberme extrañado, pero tengo que reconocer que me han sorprendido las “virulentas” y despectivas reacciones de los más altos mandatarios de las instituciones europeas a la presunta declaración de independencia de Catalunya.
Era de esperar que el gobierno español desplegara una ofensiva feroz a nivel diplomático, para intentar desacreditar y escenificar la soledad del planteamiento independentista catalán en Europa, pero, aun así, me han sorprendido las reacciones de Sr. Tajani (presidente del Parlamento Europeo) y, sobre todo, del Sr. Juncker (presidente de la Comisión Europea). Incluso, aunque más predecible, las del Sr. Tusk, presidente del Consejo.
Estos días, sin ir más lejos, Juncker ha calificado a los nacionalismos como "veneno", porque añaden “fractura y división” a la estructura de la Unión Europea.
Y la pregunta es: ¿Por qué? ¿Por qué tanta virulencia y tanto empeño en descalificar el proceso catalán y las identidades nacionales sin estado europeas en general?
Hay una respuesta obvia: que el gobierno español ha presionado y amenazado mucho a muchos.
Pero yo creo que también hay otra razón muy importante.
Y lo dijo el propio Sr. Juncker:
"Si dejamos que Cataluña se independice, también lo harán otros"  "Ya es relativamente difícil con 28 países, con 27 no va a ser más fácil, pero con 98 creo que esto es imposible"
Yo no soy un especialista (ni tan siquiera un “medio-enterau”) en la cuestión europea. Es demasiado complicada para un simple mortal.
Pero parece evidente, que la Unión Europea está en una encrucijada muy difícil, de cara a su propia supervivencia,.
El proceso de construcción europea se hizo más en base a cuestiones económicas que políticas y siempre pivotando sobre el eje de los Estados, tal y como hoy los conocemos.
De hecho, el Parlamento Europeo (compuesto por representantes de la soberanía popular, electos/as por votación directa) todavía tiene que seguir “compartiendo” poder de decisión con el Consejo Europeo (formado por los presidentes de cada Estado miembro de la Unión). Decisiones que ejecuta la Comisión Europea, un órgano colegiado elegido de manera “digital” (a dedo) por los gobiernos de los Estados miembros.
Es lo que antes se llamaba “codecisión”: un sistema introducido en 1992 por el Tratado de Maastricht y que, desde el Tratado de Lisboa de 2009, se llama “procedimiento legislativo ordinario” de la UE.
En base a esto, el Parlamento y el Consejo tienen el mismo peso a la hora de legislar sobre cuestiones como la gobernanza económica, la inmigración, energía, transporte, medio ambiente o protección del consumidor .
La gran mayoría de las leyes europeas se adoptan conjuntamente por el Parlamento Europeo y el Consejo.
Esta es una de las razones de la desafección de los ciudadanos y de los problemas que hoy en día atraviesa el proyecto de Unión Europea.
Y las evidencias son, precisamente, el propio Brexit y el auge de los populismos en muchos países europeos, que reclaman una vuelta de la soberanía, depositada hoy en Bruselas, a los gobiernos de sus Estados, para evitar que sean “unos tecnócratas extraños” quienes les gobiernen "desde lejos".
Al final, el problema no es el resurgimiento de estados o naciones en Europa. El problema es el modelo de construcción europea que se ha implantado.
Tal vez en un principio no hubiera otro modelo mejor para empezar con el proceso de integración de los distintos estados, naciones, pueblos o sociedades en un proyecto común llamado Europa. Había prisa para empezar a dar forma a la Unión y había que hacerlo de la manera más efectiva posible.
Pero eso ya se ha conseguido y lo que ahora pervive es un sistema que, precisamente, frena esa unión, esa “comunión” de las diferentes sensibilidades nacionales y sociales que integran Europa.
Como pasa en los coches: se arranca con la primera velocidad, porque es más fácil y más potente para comenzar a andar, pero luego hay que seguir subiendo de marchas, porque si se circula en primera todo el tiempo, lo que ocurre es que se consume muchos recursos y, al final, más temprano que tarde, se acaba rompiendo el motor y el coche queda inservible.
Ese es el riesgo que ahora corre el proyecto de unidad europea.
El Sr. Juncker tiene razón en una cosa: si se crearan nuevos estados en el seno de la Unión, el esquema de gobierno actual no se podría mantener.
Se pasó de repartirse el poder entre 15 a repartirselo entre 28. ¡Y encima compartirlo con un Parlamento!
Así es simplemente imposible mantener el "control" de la cosa pública debidamente.
De cualquier manera, el problema para Juncker y para Tusk es que el sistema actual ya no se puede mantener y la irrupción de nuevas realidades “estatales”, como la catalana, vasca, gallega, escocesa o flamenca pueden desencadenar su colapso.
Hay que cambiar de marcha y cambiar de esquema.
Hay que aplicar el concepto que tanto les gusta repetir a los tecnócratas europeos: la gobernanza multinivel.
Pero ellos no lo hacen considerándola una herramienta para avanzar, que es lo que debería de ser, sino para justificar su propia existencia como colectivo.
En algún sitio leí que la nueva gobernanza implica necesariamente una nueva estrategia para unir el concepto “Estado contemporáneo” con “Sociedad contemporánea”.
Con el actual sistema, difícilmente se pueden dar respuestas adecuadas a los nuevos retos sociales y, mucho menos, a la velocidad a la que estos aparecen y desaparecen.
Desde ya, hay que dar respuesta a las necesidades sociales, allá donde se produzcan, con una mayor cercanía e integrando en el proceso de reflexión, decisión y ejecución a la propia sociedad que ha generado la demanda.
Y esto no es compatible con legislar “desde lejos”.
En mi modesta opinión, la gobernanza multinivel pasa por definir unas líneas generales de desarrollo social (y consecuentemente, de desarrollo económico), para el conjunto de la Unión, basado en el bienestar de los ciudadanos, la justicia social y la solidaridad. Un nivel de definición y cohesión de lo que entenderíamos como Europa, que elegiría, dirigiría y fiscalizaría al gobierno de la Unión, como nivel más general.
Un nivel intermedio (parlamento y gobierno territorial o regional), que se encargaría de adaptar las decisiones de la Unión a un entorno y una sociedad determinada, que comparta vínculos identitarios, culturales, idiomáticos, afectivos, territoriales o, simplemente, de intereses compartidos.
Y un último nivel, el local, eslabón final del conjunto de todas las políticas y origen de todas las demandas.
Tres niveles (incluso cuatro, si incluimos el concepto de Euroregión, como un espacio de confluencia de intereses), con capacidad de trabajar de forma multi-direccional, con potestad para decidir en el ámbito de sus competencias, con la obligación de ejecutar lo decidido leal y honradamente y con la ventaja de poder interactuar en los tres niveles, para mejorar el conocimiento de la realidad y la respuesta a los retos sociales en cada momento.
Y este es el gran problema para los Estados en su concepción actual y, sobre todo, para para la supervivencia de los Juncker y Tusk de Europa.
La irrupción de realidades nacionales diferentes a los actuales Estados, conlleva que la única manera de actuar de forma coherente, racional, efectiva y eficaz sea este tipo de esquema de gobernanza multinivel; deja en evidencia la obsolescencia del actual esquema y anula de un plumazo el concepto actual del Estado-Nación como pilar de la construcción europea.
Por esto es tan evidente la pataleta del presidente de la Comisión Europea.
Con el "procés" catalán, no solo se pone en cuestión la tan cacareada unidad de España (o de cualquier otro Estado europeo), sino que se está cuestionando el actual sistema de gobierno europeo, y, en consecuencia, la propia existencia del Consejo y la Comisión Europea.
¡Y con la aristo-tecnocracia hemos topado!