jueves, 29 de octubre de 2015

La dieta equilibrada: la mejor también en la política.

Candidatos al Congreso y Senado
por Araba, Bizkaia y Gipuzkoa
Recientemente ha salido a la luz un informe de la OMS en el que alerta del riesgo del consumo de carne procesada. La Organización Mundial de la Salud declara cancerígenas carnes como salchichas, embutidos o preparaciones en conserva, y alerta del consumo de carne roja.
La noticia ha alarmado a mucha gente y ha azorado al sector cárnico (con razón). Pero no debemos echarnos las manos a la cabeza, ya que lo afirmado por los expertos de la International Agency for Research on Cancer (IARC) tampoco es ninguna novedad.
No alteran sustancialmente las recomendaciones que desde hace muchos años hemos realizado los médicos, nutricionistas y demás expertos en la materia –incluidas, por supuesto, nuestras madres- de que lo saludable es una alimentación equilibrada.
“Hay que comer de todo”, nos dicen.
Lo bueno, como la Euskal Okela, consumido sin abusar, se convierte en magnifico.
Y es que no hace falta ser ningún experto para saber que los excesos nunca son buenos, y que la diversidad siempre es saludable.
Lo mismo ocurre en política, donde, además de que el exceso de chorizos produce algo más que colesterol y riesgo cardio-vascular, resulta palmario que el abuso de unas u otras dietas mono-políticas siempre acaban desarrollando carencias o excesos nefastos para la buena salud de la democracia.
Dicho de otra manera -pasando a limpio la ilegible caligrafía médica- las mayorías absolutas cercenan las aportaciones y las inquietudes de los grupos minoritarios, las anulan, amputando en cierta manera sus ideas y las de los ciudadanos a quienes representan en las instituciones.
De ahí la importancia de una dieta equilibrada en el Congreso y en el Senado.
No se trata de elegir entre Mariano (PP) o Pedro (PSOE): entre chorizo o mortadela.
Ni entre Rivera (Ciudadanos) o Iglesias (Podemos): salchichón o choped.
Las elecciones a Cortes Generales (al Congreso y al Senado, como dos patas del mismo banco) son para conformar unas Cámaras que lleven la voz de todas las sensibilidades políticas de ese Estado plurinacional (definido así mismito en la Constitución Española), en el que por ahora vivimos.

Candidatura de Bizkaia al Congreso y Senado.
Es importante que estemos allí, para defender nuestros derechos.
Para que se nos escuche y respete.
Unas opciones políticas aportaremos más sensatez, racionalidad y buen hacer que otras, pero nos equilibraremos entre todas. No como en los últimos cuatro años en los que el Gobierno ha tenido una actitud arrogante, cerrada, intolerante y nada dialogante. No ha tenido intenciones ni ha sido capaz de llegar a acuerdos, lo que nos ha obligado, a los representantes políticos y, sobre todo, a la sociedad vasca y española en general, a tragar el menú que el Partido Popular nos ha impuesto.
Y con abundante guarnición de “chorizos”, por si fuera poco.
Es vital para Euskadi que en el próximo menú no falte el Partido Nacionalista Vasco, como plato importante y saludable, como ha hecho en sus 120 años de existencia.
Para trasladar las inquietudes y necesidades de Euskadi.
Para defender y luchar por la calidad de vida de todos los vascos y las vascas.
Para pelear por no perder lo que con tanto sacrificio hemos conseguido y recuperar lo que hemos ido perdiendo a lo largo de la historia y nos corresponde por derecho.
Somos el colesterol bueno que equilibra las obstrucciones arteriales que impulsan desde Madrid, con esas mayorías abusivas y abusonas que frenan el traspaso de competencias o tratan de arrebatarnos las conseguidas en legislaturas anteriores, con el único objetivo de minar la salud de Euskadi y evitar que sigamos siendo el reflejo de su fracaso.
Sin dieta equilibrada, el cuerpo pierde la salud.
Sin una presencia fuerte de EAJ-PNV en Cortes Generales, Euskadi pierde su voz.

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