“¿Si Usted le tuviera que dar un consejo a su sucesor, que le diría?”
“Pues, eh … guárdate de los políticos”
El entrevistador soltó una significativa carcajada, ante la inesperada ocurrencia del entrevistado.
Vuelvo de Madrid. Voy en el coche y,
como casi siempre, hago “zapping radiofónico”, para encontrar algo más que futbol.
La entrevista es al Dr. D. Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes, a punto de jubilarse y abandonar su actividad.
Un curioso consejo ese de "guardarse de los políticos", cuando, poco antes, el mismo doctor recordaba que la ONT surgió en 1989 porque “…la carencia de trasplantes fue lo que llevó al entonces Ministro de Sanidad, García Vargas, a pensar que hacía falta algo, no sabía muy bien qué, pero algo, que sirviese de revulsivo a aquella situación y por eso fue la creación de la ONT…”
La respuesta sobre los políticos es, cuando menos, una incoherencia, en formato de chiste fácil y chabacano, que obvia las intenciones del entonces ministro y hace flaco favor a la propia ONT, convirtiendola prácticamente en una iniciativa de alguien que pasaba por allí.
Es curioso (y demasiado habitual) ver como las cosas buenas, las iniciativas de éxito, siempre son huérfanos de “madre y padre políticos” y parece que surgieron de la nada, por generación espontánea.
Parece que pasa con la ONT, pero también nos pasa con Osakidetza, con la Ertzaintza, con el Guggenheim, con el Metro de Bilbao, con EiTB, con la importancia de la escuela pública en el desarrollo y la implantación del euskera en nuestra sociedad y con muchas otras cosas.
Pero, aunque la generalización es obscena, en parte tampoco le falta razón al Dr. Matesanz.
Porque hablando precisamente de la ONT, me viene a la memoria un capítulo de esos que podrían hacer valida la chanza del doctor.
En mayo del año pasado propuse en el Pleno del Senado, en nombre del Grupo Vasco, la creación de una Organización Estatal de Enfermedades Raras, para poder atender a estos enfermos y a sus familias en red, no solo estatal, sino incluso europea. Algo parecido a la ONT.
La iniciativa no salió adelante, por el bloqueo del ministro de sanidad, Alfonso Alonso, y el consiguiente voto en contra del Grupo Popular, que, una vez más, se quedó solo en su negativa.
Hay que cuidarse de esos políticos sin criterio propio, que no ven más allá de lo que les aconseja el asesor técnico de turno, a quienes les importa un higo las necesidades de la gente ni lo pactado previamente y que no quieren meterse en líos “para cuatro días que voy a estar”.
Si. Hay que cuidarse de ellos.
Pero generalizar como lo hizo Matesanz es una broma de mal gusto, con el único objetivo de intentar caer simpático a la audiencia; de ir de “anti-sistema”, cuando uno mismo forma parte esencial del “sistema”.
Algo que, en sí mismo, solo puede ser negativo para el propio sistema de salud.
Espero de verdad que el sucesor de Matesanz no haga caso a tan lerdo consejo.
Como si de un plato de “cerdo agri-dulce” se tratara, me quedo, en cambio, con otra parte de la entrevista, que quiero traer a este texto, porque es de justicia y de mucho valor, viniendo de quien viene y más después de haber oído lo anterior.
Explicaba el Dr. Matesanz que “lo que se trataba de hacer [en 1989] era coger lo mejor que había en una serie de comunidades … pero el modelo del País Vasco, un modelo que había desarrollado el Servicio Vasco de Salud-Osakidetza a raíz de sus transferencias, la verdad es que a mí me resultó particularmente adecuado” … “Pero vamos, si hemos de reconocer un origen en el modelo español [de la organización del sistema de trasplantes] yo diría que es el País Vasco”.
Aquí es cuando es imprescindible agradecer a todos los profesionales de la salud vascos (empezando por el Dr. Aranzabal, coordinador de trasplantes de la CAV) el trabajo que durante todos estos años han realizado y que, como vemos, sirvió de modelo para la ONT española e, indirectamente, por tanto, para otras muchas organizaciones de trasplantes del mundo.
Y agradecérselo también a quienes tuvieron antes y mantienen hoy el impulso político para que nuestro sistema de salud siga funcionando de la mejor manera posible y vaya mejorando más y más cada día.
Sin descanso ni autocomplacencia, pero con el orgullo del trabajo bien hecho.
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